lunes, 26 de diciembre de 2011

¿De qué hablamos cuando decimos que alguien es Alto?

Aquí tenemos un ejemplo gráfico de lo que queremos decir.



El señor de la derecha ES alto, y el señor de la izquierda no lo es.

 

Está claro, ¿verdad?

 

Pues bien. Ahora veamos al mismo señor, en esta foto a la izquierda, junto a otro señor.



El señor de la derecha ES alto, y el señor de la izquierda no lo es.

 

Está claro, ¿verdad?


Si tomamos por separado ambas situaciones llegaremos a una contradicción. Rudy Fernández ES alto y NO-ES alto.


¿Cómo es posible que sea alto y no-alto a la vez, siendo la misma persona?


La respuesta más obvia es que dependerá del sistema de referencia que tomemos. Si tomamos como referencia de talla normal la de Florentino Pérez, podremos decir sin temor a equivocarnos que Rudy ES alto. En cambio, si tomamos como referencia la talla de Pau Gasol, diremos que Rudy NO ES alto.


Esta idea tan simple nos lleva a preguntarnos por la razón que lleva a muchos a afirmar, sin temor a equivocarse, que alguien posee una determinada característica en ALTO grado. Porque si hablamos de altura física la cuestión está más o menos clara porque hay un consenso en forma de patrón claramente establecido e inequívoco (independiente del sistema que tomemos, puede siempre compararse), pero cuando lo hacemos de otras cuestiones sobre las que ni siquiera encontramos un consenso mínimo que nos garantice los juicios de valor, como es el caso de la inteligencia, la cosa cambia sustancialmente.


Y con el fin de aclarar ciertas presunciones que se dan por "sabidas" nace este espacio de reflexión. Porque el que está dentro de una realidad necesita expresar las contradicciones que encuentra a su paso. Solo de este modo se podrán superar los prejuicios y estereotipos que siguen colgando, cada día con más fuerza, sobre un amplio y rico colectivo sobre el que apenas encontramos puntos en común más allá de dos o tres características.

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