jueves, 5 de enero de 2012

¿Cómo se utilizan los recursos cognitivos?

Entre las múltiples teorías existentes sobre la inteligencia suelen destacarse dos, por su peso y por su influencia en el cambio conceptual asociado al término. Nos referimos a la Teoría de las Inteligencias Múltiples de Gardner (Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences) y la Teoría Triárquica de la Inteligencia de Sternberg (Beyond IQ: A Triarchic Theory of Intelligence).

 

Se ha destacado de ellas su carácter complementario. Grosso modo, Gardner investiga las «estructuras cognitivas» y Sternberg las «funciones cognitivas», siempre dentro del marco común del paradigma cognitivo.

 

Las estructuras cognitivas nos hablan de qué recursos entran en escena, mientras que las funciones cognitivas aluden a cómo se usan esos recursos.

 

En esta entrada ilustraremos la segunda teoría con un ejemplo muy simple que nos permita entenderla de un modo intuitivo. Sternberg destaca en su teoría tres tipos de inteligencia: analítica, sintética-creativa y práctica.

 

Cuando deseamos construir una casa no basta con tener el material de obra, los albañiles ni su pericia en la construcción. En primer lugar hay que tener una idea de qué casa queremos construir. Esa visión general es una función de la Inteligencia Sintética o Creativa. Destaquemos aquí que esa creatividad puede entenderse en su sentido fuerte (si la construcción revoluciona el mundo de la arquitectura, a nivel conceptual o en el uso de elementos) o en su sentido débil (si se sale de la línea constructora de su entorno cercano, usando los mismos o similares elementos), tal y como se reflexionó en esta entrada.

 

Una vez tienes la visión general, pasas a los detalles. El arquitecto diseñará planos en los que analizará con detalle las formas, las distancias, la estructura de la construcción, etc. Y el constructor analizará esos planos. Otros trabajadores harán lo propio con los materiales necesarios y otras cuestiones analizables. Esta acción pertenece a la Inteligencia Analítica.

 

Por último, se aplicará toda la información de las dos inteligencias anteriores en la propia construcción de la casa que hemos proyectado. Esta es una función de la Inteligencia Práctica o aplicada.

 

En este ejemplo es más o menos sencillo distinguir las diferentes inteligencias puestas en acción, al tiempo que constatamos la necesidad de que todas actúen en conjunción para lograr un determinado objetivo.

 

Si no tenemos un objetivo concreto, las diferentes funciones pueden no articularse mutuamente. Es decir, podemos especular teóricamente de un modo generalizado sin entrar en detalles ni aplicarlo en nada concreto. También, cómo no, podemos analizar algo con minuciosidad sin atender a la visión de conjunto donde se contextualiza. Por último, es posible actuar "sin cabeza" y hacer cosas por hacerlas, sin ninguna visión que oriente la acción.

 

Cada persona tiende hacia alguna de esas funcionalidades de modo natural. Así, hay personas muy teóricas (analíticas y sintéticas) pero poco prácticas; personas que solo dan valor a la praxis sin tener en cuenta que esta se fundamenta en una adecuada visión teórica; personas que analizan todo con tanto detalle que pierden la perspectiva general o personas que simplemente imaginan mundos utópicos en los que se desprecian los detalles que pudieran articularlo y su aplicabilidad práctica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario